Las horas más oscuras
David Palacios Valverde
El mes de agosto llega con noticias francamente preocupantes para nuestra ciudad y en general para el país. Es el momento en que, como personas responsables y ciudadanos exigentes de derechos, tomemos plena conciencia de la necesidad de un cambio de actitud para intentar ralentizar los efectos de la pandemia mundial.
En efecto, nuestro país ha ingresado en una ola llamada, de manera eufemísticamente, meseta, que ya viene durando varias semanas; en la que las cifras de contagio por COVID, se cuentan por miles diariamente. Así, al martes 4 de agosto, según cifras oficiales, se tiene un total de 439,890 contagiados y se llegará al medio millón de personas al final del mes. Asimismo, las defunciones actualizadas y sinceradas han superado las 20 mil y podrían duplicarse, ya que se encuentran bajo investigación un número similar de casos.
Nuestra región, no es ajena a esta aciaga situación. Se tiene actualmente un total de 12,770 casos confirmados, y si bien es cierto que la mayor parte se concentran en la zona costa, no es menos verdad que en las últimas semanas el incremento de casos en la zona sierra se ha incrementado de manera alarmante, por ejemplo, analizando de manera muy específica lo que ocurre en Huaraz distrito e Independencia tenemos un total de 3,928 casos y 174 defunciones.
Otro dato al que hay que prestar especial atención es al numero de fallecidos en nuestra región, que llegan a 849 lo que representa el 6.65% de letalidad, cifra mayor a la media nacional que alcanza 4.55%.Esto obedece claramente a la falta de respuesta hospitalaria.
En nuestra región, (otrora número uno en recursos de cánon y manejo de miles de millones de soles) solo se cuenta con dos grandes hospitales de referencia, el Eleazar Guzmán Barrón de Chimbote y el Víctor Ramos Guardia de Huaraz.
El primero colapsado hace meses y el segundo que ha declarado sus dificultades para abordar la emergencia en las últimas semanas; se conoce la falta de oxígeno en sus instalaciones, y si bien hay algún esfuerzo de la empresa privada que ha donado una planta que llega a cubrir un 30%-40% de las necesidades reales y de otras iniciativas de la comunidad organizada a través de actividades pro fondos; lo cierto es que se requiere un decidido impulso por parte de las autoridades, dejando de lado intereses y colores políticos.
La tarea es difícil, ya que las capacidades de los funcionarios del Gobierno Regional y Municipalidad Provincial de Huaraz han demostrado, cuando menos ser limitadas; ya que llegando al quinto mes de la emergencia no han podido solucionar estos problemas básicos. Una muestra palmaria es que hasta ahora el pabellón COVID que se hizo en el Hospital Ramos Guardia, en la zona ubicada en el Jr. Simón Bolívar, actualmente no opera… y por consiguiente existen decenas de pacientes sufriendo la necesidad de un espacio.
Coterráneos, por nuestra parte toca fortalecer las medidas de prevención: salir de las casas cuando sea estrictamente necesario; evitar por un tiempo más las visitas familiares y reuniones de amigos. Es duro, es verdad, pero es la mejor forma de evitar que las cifras se sigan incrementando y que la letalidad toque a nuestras familias. Y además debemos tener en cuenta las reglas de esta nueva convivencia: distancia social de dos metros; lavado frecuente de manos y uso permanente de mascarillas.
Debemos estar preparados para semanas y meses más difíciles aun, pero luego, de acuerdo a comportamientos epidemiológicos y estadísticos ya explicados por los especialistas; la tendencia debería bajar, como ocurrió en Iquitos por ejemplo.
Mientras tanto, como huaracinos debemos tener siempre presente que si nuestros abuelos superaron el aluvión del 41; nuestros padres el terremoto del 70. Nos toca a nosotros salir delante de esta pandemia, pero no podremos hacerlo si no hay una real toma de conciencia y esperamos que todo lo hagan las autoridades.