Catacumbas en huaraz
Nuestra noble y generosa ciudad, inicialmente fundada bajo el nombre de San Sebastián de Huaraz en 1574 tiene no solamente una belleza natural maravillosa, mucha historia desde la época pre inca con el desarrollo de los primeros asentamientos humanos alrededor de los ríos Quillay y Santa, sino también, guarda muchos secretos y misterios desconocidos para la inmensa mayoría de los propios huaracinos.
Desde el sismo de 1970 la construcción de la catedral fue un anhelo de toda la región y que, a pesar de los avances a la fecha, seguirá aun un largo proceso para dotarla de la arquitectura interior y las piezas de arte que haga que se configure como una verdadera catedral.
Sin embargo, su historia es muy rica y oculta para los ojos de los huaracinos, ya que en subsuelo existirían catacumbas que datan del siglo XVII. Recordemos que el cementerio Presbítero Matías Maestro en Lima fundado en 1808, fue el primer cementerio civil del América, siendo que antes de ello los entierros se realizaban en los templos o iglesias que eran considerados campo santo.
Documentación que se sustenta en el plano de la ciudad del año 1846, dan una orientación de la ubicación de la catedral y de las catacumbas o criptas en ella existentes. Hacia 1970, semanas previas al terremoto de aquel año, la prensa local informaba sobre la necesidad de reforzar y mejorar la catedral ya que había riesgo de colapso, especialmente de sus torres (“El diario de Huaraz”. 15 y 16 de abril de 1970)
El año 1983, los distinguidos ciudadanos Jose Sotelo Ibaceta y Jose Sotelo Mejía se dirigieron mediante carta notarial al presidente de la Comisión Reorganizadora del Instituto Nacional de Cultura, solicitando que se dicta medidas de intangibilidad inmediata para salvaguardar la zona para continuar excavaciones. En dicho documento se realiza un recuento histórico donde destacan la existencia de criptas y catacumbas, donde estarían sepultados, entre otros, los prohombres Juan Bautista Mexia y Maguiña, diputado por Huaylas que participó en el Congreso constituyente de 1827 y fuera sepultado en 1839 en la iglesia del pueblo de San Sebastián; asimismo de don Julián de Morales, prócer de la independencia que fuera sepultado en la cripta en 1858.
Hacia 1987, se tuvo un proyecto de investigación ante el Instituto Nacional de Cultura, donde la investigadora Isabel Ponce de León confirmó la existencia de criptas y vestigios, aunque en aquel momento no se encontraron restos óseos, también se desliza la posibilidad que la iglesia no se habría comenzado a reconstruir en su sitio original y que durante la remoción de escombros y reconstrucciones por parte de particulares se habrían dañado las ruinas.
La última información documentaria a la que he logrado acceder es del año 1988, en la que funcionarios del Instituto Nacional de Cultura recomendaban se “realice una exploración arqueológica y levantamiento de e toda el área que podría comprender la totalidad de la estructura hasta ahora encontrada”.
Como se puede apreciar, documentos históricos dan cuenta de la existencia de catacumbas y criptas en plena plaza de armas de Huaraz, tal vez debajo de lo que hoy son ferias artesanales o juegos infantiles privados, o tal vez destruidas en su momento para alentar la reconstrucción de negocios particulares, sin oposición de nuestras autoridades.
Queda allí una tarea pendiente para los investigadores, la UNASAM, el propio Ministerio de Cultura, y en general para todo huaracino que quiera seguir conociendo y valorando la riqueza de su historia.