Un nuevo capítulo en nuestra Historia

Nuestro país ha atravesado tal vez una de las peores semanas de su historia en lo que a crisis política se refiere. Ahora pareciera haberse encontrado la calma nuevamente, pero a un alto costo social y político.

Después que el Congreso declarara la vacancia del ex gobernador de Moquegua por serios indicios de corrupción y decidiera encargar la Presidencia de la República a Manuel Merino, tal como lo señalan las normas constitucionales, se desató una ola de protestas, azuzada por algunos políticos que aprovecharon para jalar agua para sus molinos, y una prensa que desnudó su más baja estopa para defender sus intereses.

La protesta ciudadana en Lima trajo como lamentable consecuencia la muerte de dos jóvenes, hoy llamados los héroes del bicentenario, lo que, unido al aumento de presión de la calle, políticos que cambiaron de posición en pocos días (congresistas), los medios y las redes sociales, hicieron que el gobierno transitorio de Merino y Flores Araos dimita a las pocas horas.

Luego de ello, se vio otra vez un Congreso dividido, lleno de componendas y traiciones, en los que al final no se obtuvo acuerdo para la elección de la Mesa Directiva presidida por Rocío Silva Santisteban, conocida comunista opositora a la propiedad y defensora de delincuentes terroristas.

Al día siguiente tras muchas inconsistencias del partido morado que primero propuso retornar a Vizcarra, luego apoyar a Silva Santisteban, luego proponer lista propia, etc., por fin se llegó al acuerdo que sea Francisco Sagasti quien presida el Congreso y por consiguiente asuma la Presidencia de la República.

El señor Sagasti cuenta con una buena preparación académica y experiencia laboral y presenta un discurso esperanzador y de busca de la unidad. Ha reconocido la gesta de los jóvenes y ha afianzado su apoyo a SUNEDU, IRTP, y la Procuraduría del Estado. Ha ratificado su voluntad de que las elecciones serán en abril y que deberán ser lo más transparentes posibles.

El Perú no puede continuar enfrascado en peleas y divisiones, debemos pasar esta página que ha traído como consecuencia dolor y muerte, quiebre de las reglas constitucionales, el triunfo de los partidos que llegaron al Congreso con el menor número de representantes y que hoy conducen el país, pero lo más lamentable podría ser que se haya instalado una cultura de intolerancia en la que solamente acepte una forma de pensar y acose a quienes piensen diferente.

Desde esta columna deseamos el mayor de los éxitos a la gestión del Sr. Sagasti. Se tiene que trabajar inmediatamente en los principales problemas del país, la crisis económica, el desempleo, la pandemia COVID19, que seguramente golpeará con fuerza nuevamente. Esperamos que el gabinete que convoque represente una pluralidad de pensamientos y posiciones que hay en el país, se debe recordar que se trata de una transición, no de un nuevo gobierno. En las elecciones de abril en la que su partido participará, debe lograr la neutralidad y transparencia necesarias. También debe lograr cuajar el discurso de unidad nacional y gobierno meritocrático que ha señalado.

Todo esto permitirá que en julio próximo, en nuestro bicentenario, la patria y los peruanos podamos celebrar no solo nuestra libertad e historia, sino nuestra hermandad y nuestra esperanza en el futuro.

El tuku

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