El asteroide 2018 VP1: NO golpeará la tierra en noviembre

 El asteroide 2018 VP1: NO golpeará la tierra en noviembre

Desde el 2018 la NASA ha activado la alerta frente al asteroide 2018 VP1. Fue descubierto en ese año y podría impactar con la atmósfera de la Tierra el próximo 2 de noviembre, en la víspera de las elecciones de los Estados Unidos. De ocurrir algo así, lo más probable es que el visitante se desintegrará sin llegar a causar daños. La roca forma parte de los conocidos «Objetos cercanos a la Tierra», grupo en el que se encuentran los asteroides que están a menos de 1,3 unidades astronómicas del sol.

Se trata del asteroide 2018 VP1 que fue descubierto por un grupo de astrónomos en 2018, cuando se encontraba a 450.000 kilómetros de la Tierra, y solo se vio durante unos 13 días. Desde ese momento se ha venido haciendo un relevamiento de sus características dinámicas. Recorre una órbita elíptica que se extiende desde, entre las órbitas de Venus y la nuestra hasta más allá de la órbita de Marte. Digamos que en su órbita coincide con la de nuestro planeta y puede acercarse lo suficiente como para calificar de Asteroide Cercano a la Tierra o, lo que es lo mismo, NEO (Near-Earth Object). Su ciclo es de dos años y desde su última visita en 2018, volverá a pasar por nuestros alrededores el 2 de noviembre próximo.

¿Entonces… hay peligro?

Definitivamente no representa amenaza alguna para nuestro planeta. En principio sabemos que es posible tener precisiones sobre la órbita de un asteroide utilizando cálculos matemáticos, a partir de su posición medida durante muchos días o incluso años. Mientras más observaciones hagamos, mejores serán nuestras previsiones sobre su órbita. Sin embargo, 2018 VP1 es difícil de ver por su reducido tamaño y esto es lo que dificulta los cálculos. Cuanto más a futuro tratemos de estimar su órbita menos certezas podemos tener sobre la posición exacta donde se encontrará.

Orbita del asteroide Apolo 2018 VP1 cercano a la Tierra de aproximadamente 2 metros de diámetro.
Orbita del asteroide Apolo 2018 VP1 cercano a la Tierra de aproximadamente 2 metros de diámetro.

Aun así, los datos que los científicos han podido recopilar alcanzan para tener una idea certera de cuál será la trayectoria del 2018 VP1 con un error de 4 millones de kilómetros. Es cierto que la Tierra se encuentra dentro de este margen por el que transitará el asteroide. Entonces si podria si podría impactar con la atmósfera de nuestro planeta, o podría pasar a unos 3,7 millones de kilómetros de nosotros. Esto es casi diez veces más lejos que la distancia que nos separa de la Luna. Los cálculos de rigor muestran una probabilidad de colisión de solo 0,41%. Es lo mismo decir que hay un 99,59% de posibilidades de que no choque con la Tierra.

¿Y qué sucede si impacta con la Tierra?

Lo que está claro desde aquí es que un asteroide si puede estrellarse con nuestro planeta y ya tenemos experiencia con esto. Solo por mencionar un ejemplo, hace poco tiempo en el año 2013, en Chelíabinsk, Rusia, un asteroide de unos 19 metros de diámetro se desintegro en la atmosfera y lo hizo a muy baja altura. El superbólido explotó a 20 kilómetros de altura liberando una energía de 500 kilotones, unas 30 veces más potente que la bomba atómica de Hiroshima. La onda expansiva provocó daños en edificios, especialmente en ventanas y cristales y casi 1.500 personas sufrieron heridas leves a causa de esto. Se recogieron 5 toneladas de fragmentos del meteorito que alcanzaron el suelo, incluido el de 650 kg que se recuperó en el lago Chebarkul.

Posible fragmento del bólido de Cheliábinsk, hallado en el lago Chebarkul, cerca de Cheliábinsk
Posible fragmento del bólido de Cheliábinsk, hallado en el lago Chebarkul, cerca de Cheliábinsk.
Foto: AP Photo / Alexander Firsov / Gtres

El resultado del choque entre la Tierra con un meteorito puede ser tan desbastador como fue el resultado prácticamente apocalíptico del asteroide, o cometa, que hace 65 millones de años acabó con la era de los dinosaurios.

Se sabe que el 2018 VP1 viene a una enorme velocidad, poco más de 30 mil kilómetros por hora. No obstante, el dato más relevante si de verdad queremos evaluar la peligrosidad de este cuerpo celeste es su tamaño. El 2018 VP1 mide entre 2 y 4 metros de diámetro, con un peso de casi 16 toneladas. Traduciendo esto a los efectos reales que puede tener sobre nuestro planeta viene a ser… nada. Si el asteroide penetra nuestra atmósfera a principios de noviembre de este año, se desintegrará en ella, y lo hará a gran altura. Se transformará en un bonito bólido que quizás podrá ser visto por algún observador casual.

Dicho de otra manera, no hay ningún motivo para la alarma. No solo eso, en los próximos 150-200 años, no hay ningún asteroide (entre los que se conocen) que vaya a chocar con la Tierra.

¿Y si algún día detectamos un asteroide peligroso para la Tierra?

Cualquiera que conozca la dinámica del sistema solar, sabe que la posibilidad de estrellarnos con un asteroide grande y pesado es una posibilidad cierta. Es un hecho que va a ocurrir algún día, con un resultado que podría ser desbastador para una ciudad o buena parte del planeta.

Por esta razón, los científicos estudian las posibilidades que tenemos ante ello. Una de las primeras ideas al respecto podría ser destruirlo si lo tenemos identificado. Pero esta no es una buena idea, porque cada uno de sus fragmentos continuaría en la órbita original con destino a la Tierra. No obstante, muchos fragmentos menores es mejor que una pieza grande porque esto favorece la posibilidad de que se consuman en la atmósfera. ¿Entonces qué opción es mejor? Pues sí es que se puede, lo que convendría es desviar ligeramente la trayectoria del objeto. Para esto, la NASA está trabajando en un proyecto llamado DART, que tiene como objetivo modificar la órbita de la pequeña luna de un asteroide.

La Misión DART de la NASA

La misión DART (Double Asteroid Redirection) o prueba de redirección de doble asteroide, nació como una respuesta a la preocupación de los científicos, ante la posibilidad de colisión con un objeto extraterrestre grande. Aunque solo ha sucedido en películas de ciencia ficción, la NASA planea chocar un asteroide para desviar su rumbo y proteger la Tierra. La nave DART impactará un objeto llamado Didymos B, que integra un sistema binario. Didymos B es una pequeña luna que orbita otro cuerpo de mayor tamaño, Didymos A.

La verdad es que ninguno de estos asteroides ha amenazado la Tierra, la órbita del sistema no coincide con la nuestra. Pero la NASA espera demostrar la efectividad del plan, midiendo el ángulo de desvío que puede sufrir la órbita de Didymos B, como consecuencia del choque.

La nave se estrellará a 23 mil kilómetros por hora, y se espera variar su órbita a razón de medio milímetro por segundo, lo que provocará que la órbita, alrededor del asteroide más grande, se vea modificada en 10 minutos. Aunque el efecto pueda parecer mínimo, es un valor suficiente para lograr el desvío del objeto bajo experimentación. El lanzamiento de la misión está planeado para mediados del año próximo, y el impacto podría ocurrir en septiembre de 2022.

En términos generales, la anergia a invertir en el impacto va a depender de la masa y la velocidad del asteroide “enemigo”. Pero solo es necesario un cambio muy ligero en su trayectoria para que una colisión inevitable se convierta en un paso cercano a nuestro planeta, sin mayores riesgos para la humanidad. Si queremos salvarnos ante la amenaza de un asteroide en rumbo de colisión, el quid de la cuestión es la anticipación. Actuando con años o incluso décadas de antelación, los humanos podríamos desviar la órbita de los objetos más grandes incluso.

Humanos de otro planeta

De momento este es un proyecto muy esperanzador. Además, los avances tecnológicos a los que estamos asistiendo nos animan a confiar en que la solución puede ser efectiva. Más a largo plazo, la solución es convertirnos en seres interplanetarios. Esto garantiza la supervivencia del ser humano independientemente de lo que le sucede a nuestro planeta.

Si el tema es el futuro de la Tierra, hay que decir que su mayor enemigo no parece ser un asteroide sino nosotros mismos. De todas maneras, 2018 VP1 no es ningún motivo de preocupación o de alarma alguna.

Referencias: Phys

    Francisco Brayan

    https://ecoferio.com/

    Francisco Brayan es astrónomo y cosmólogo, fundador de la agencia de divulgación cientifica Ecoferio.com y se desempeña como escritor cientifico en PortalHuaraz.com. También escribe y asiste a programas públicos de astronomía y ciencia.

    También te puede interesar leer