Desiderio, el hombre que se cansó de burlar a la muerte (vigésima segunda entrega)

 Desiderio, el hombre que se cansó de burlar a la muerte (vigésima segunda entrega)

Continuamos con la vigésima segunda entrega de la novela del cuento “Desiderio, el hombre que se cansó de burlar a la muerte”, gracias a la cortesía de su autor David Palacios Valverde

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VIGÉSIMA SEGUNDA

Tener una universidad había sido el anhelo de todo ancashino en el siglo XX y cuya consecución duraría 80 años. Como pedido germinal se tiene que José Santos Morán, natural de Cajacay solicitara en 1899 en la Cámara de Diputados la creación de la Universidad San Jerónimo de Huaraz, sin recibir eco en aquella época.

    Luego, a mediados de siglo se intensificarían los pedidos y acciones para concretar ese importante deseo de generaciones que debía cortar el ciclo de estudiantes que al terminar la secundaria tenían que alejarse del hogar asistiendo a las universidades de Lima y Trujillo.

    Nuevos tiempos y voces se levantaron como aquella protesta de junio de 1956 en la que, en el paraninfo de “San Fernando”, la facultad de medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, los estudiantes ancashinos exigieron la creación de la Universidad Técnica de Ancash, planteando que lleve el nombre del sabio Santiago Antúnez de Mayolo.

    Más adelante, en 1958 el padre Augusto Soriano Infante había proclamado la necesidad de la creación de la universidad ancashina en un Congreso de Municipalidades realizado en Trujillo.

    En la década del 60, el parlamentario ancashino Carlos Izaguirre plantearía la creación de la universidad en el Congreso de la República, pero no fue atendido, pese al apoyo de Javier Pulgar Vidal que propusiera un texto sustitutorio.

    Finalmente, el periplo del pedido llegó hasta la instancia final de votación en el año 1963, pero de manera extraña, apristas y belaundistas no se presentaron a la sesión en la que se trataría dicha creación. Se dice que los cálculos electoreros de una reacción negativa de Chimbote hicieron que el tema sea puesto en la congeladora.

    Lejos de desanimar a estudiantes y promotores, se continuó con el cometido. Los residentes en Lima organizaron el Centro Universitario Ancashino en 1963; en el año 1966 se creó el Comité Provisional Pro Universidad de Ancash; al año siguiente se creó el ciclo preuniversitario que funcionó en las aulas del colegio La Libertad, y el comité provisional pasó a ser permanente, dirigido desde entonces por el ilustre huaracino Víctor Valenzuela Guardia.

    En ese ambiente de frustración, esperanza y esfuerzo llegó marzo del 68, mes en que Desiderio había decidido salir de Lima y dirigirse a Huaraz. Habían sido muchos años fuera de su tierra, y de manera previa a volver a Pampas había decidido ir a la capital del departamento a generar ahorros.

    Buscó a su viejo amigo Braulio Figueroa quien lo recibió con los brazos abiertos y le dio empleo en su bodega en el barrio de Huarupampa, además de un pequeño cuarto en la trastienda donde Desiderio se acomodó de buena gana.

    Allí mismo solían reunirse algunas noches de sábado a tomarse un trago y recordar nostálgicamente las épocas de aventura, teñidas con sangre, tristeza y contacto con lo sobre natural, durante los meses que compartieron trabajo en la construcción de la hidroeléctrica del Cañón del Pato, hacía más de dos décadas.

    Ya medio borrachito, Desiderio no podía evitar derramar un par de lágrimas por su amigo “el chino”, que había muerto a su lado en el derrumbe en el que quedaron sepultados por muchas horas.

    Por su parte, Braulio le contaba como era que nunca había dejado de pensar en todo lo sucedido y que a veces esas imágenes lo seguían persiguiendo en sus pesadillas. Y así fue hasta su muerte en agosto de 1993, a sus 95 años.

    A medida que pasaban las semanas una nueva noticia iba ocupando el centro de sus conversaciones, ya que llegaba información respecto a que la marcha de sacrificio en la que medio centenar de estudiantes, incluida una niña de 13 años del colegio Santa Teresita, y su hijo Eleazar había llegado ya hasta Lima, y que se había convertido en una huelga de hambre.

    El 3 de marzo de ese año, habían partido luego de un multitudinario mitin en Huaraz, y a lo largo de toda la ruta habían sido bien recibidos y apoyados por la población. Luego de una extenuante travesía, llegaron a Lima diez días después.

Ingresaron por Puente Piedra donde un nuevo grupo se unió, mientras la Guardia Civil vigilaba su camino. Fueron apoyados con dinero por muchos transeúntes y conductores. Al mediodía pasaron por San Martín de Porres donde descansaron.

Se colocaron sus polos blancos con la frase “Marcha de Sacrificio Huaraz-Lima 400 km” en la parte delantera; mientras que en dorsal se podía leer “Pro U. Ancash”. Llegaron a la avenida Zarumilla donde cientos de ancashinos los recibieron y se unieron en una marcha masiva y compacta. Tomaron Alfonso Ugarte hasta la Plaza Dos de Mayo, Colmena, Abancay y llegaron a las puertas del Congreso de la República.

Se reunieron en la Cámara de Senadores con su presidente, David Aguilar Cornejo, pero no se lograron resultados concretos. Fue entonces que azuzados por los dirigentes de la Federación de Estudiantes de la Universidad Agraria La Molina propusieron una huelga de hambre.

El diario OJO del domingo 17 de marzo tituló: “Caminaron 400 kms… Ahora Ayunan”. Desiderio y Braulio Figueroa recibieron ese periódico días después, y estuvieron a punto de viajar a Lima a apoyar a los estudiantes.

Las promesas políticas hicieron que esta primera huelga se levante, pero el 23 de abril se inició otra, con mayor fuerza y decisión. Inicialmente tomaron la iglesia San Francisco, pero ante la represión policial, 28 jóvenes entre marchantes, residentes ancashinos en Lima y estudiantes universitarios dirigidos por Enrique Flores Diaz, iniciaron una huelga de hambre que habría de durar 21 días en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

    Poco a poco, dependiendo de las fuerzas y resistencia los protestantes iban siendo trasladados a diferentes nosocomios, pero tres de ellos resistieron hasta terminar la tercera semana, siendo trasladados al “Hospital 2 de mayo” en estado grave. Los políticos ofrecieron atender la demanda en corto tiempo, pero se trataba de una promesa más que sería incumplida.

    Al regreso de la delegación, la reacción en Huaraz por la falta de atención y el sacrificio en vano de sus hijos hacía que, se viva un propio mayo del 68, a la par del histórico movimiento de estudiantes franceses. Desiderio pudo reencontrarse con su último hijo después de varios años de ausencia.

    Fue así como los días 15 y 16 de mayo se vivió un ambiente de enfrentamiento, entre una multitud que en la plaza de armas reclamaba airada el cumplimiento de las promesas y se concretara la creación de la tan anhelada universidad, contra tropas policiales y militares que habían sido reforzadas desde Chimbote y Trujillo.

    La tarde del domingo 16, Desiderio estaba en medio de la masa enardecida, que había logrado aglutinar no solamente a estudiantes y sus padres, sino a toda una marea de comerciantes, campesinos, obreros, ancianos, mujeres y niños.

    De pronto escuchó el estruendo de unos disparos y su mirada se volvió inmediatamente hacia la Av. Gamarra desde donde corría un grupo de gente tratando de escapar de las balas asesinas disparadas a matar. Cuando se acomodó para ver mejor, encontró a “la pendeja” a su lado; mirándolo fijamente y sin importarle los desgarradores gritos que se escuchaban ni la avalancha humana que comenzaba a formarse.

    Un grupo de comuneros que habían llegado desde “Ecash”, armados con hondas trataron de repeler el ataque, un poco más adelante se podía ver a otros, que, habían estado tocando la tinya y la roncadora, dejar caer dichos instrumentos para huir despavoridos.

    A escasos metros de Desiderio un grupo de personas abrazaban a media docena de niños tratando de protegerlos con su cuerpo. Mientras tanto los disparos continuaban. ¡Pum!, ¡Pum!

    Algunos dirigentes pedían calma a través de altavoces, pero el mar humano se hacía incontenible en dirección contraria a donde venía la Guardia Civil armada y con órdenes expresas de dispersar ese mitin “a cualquier costo”

    El ingeniero Luis Olazábal Monteagudo se encontraba cerca a Desiderio cuando recibió el impacto de bala en la espalda y perdió la vida de manera instantánea. Desiderio trató de acercársele para ayudar, pero la inercia era imposible de vencer y se dejó llevar por la corriente humana, mientras veía como otros, pasaban pisando el cadáver.

    Pasada esa primera refriega, con muchas menos personas en la plaza y habiéndose extendido la protesta a otras calles contiguas, Desiderio regresó sobre sus pasos con la idea de encontrar a la persona que había visto era herida por una bala, sin saber que el deceso había sido instantáneo, y en su camino se encontró con una escena desoladora.: una madre abrazando el cuerpecito de un niño con una bala en el cuello; era Fernando Maguiña Huerta de apenas 12 años.

    Ese niño representaba la desolación y la frustración de un pueblo entero ante un gobierno indolente y violento, que había echado mano de las armas para tratar de acallar una región entera que veía en la creación de la universidad una de las poquísimas vías para su desarrollo.

    Al final, además del ingeniero Olazábal y el niño Fernando, se tuvo una docena de comuneros muertos, que, como siempre, por ser pobres, por ser campesinos, sus nombres se perdieron en los anales de la historia…para siempre.

    El brutal ataque de las fuerzas de gobierno continuó por varios minutos más, mientras que Desiderio ayudaba a algunos heridos y al finalizar la tarde tuvo que refugiarse en los cuyeros de una casa para evitar que lo tomaran preso. Al anochecer llegó a su cuartito donde lo esperaba su hijo, que era atendido por Braulio Figueroa, pues había sido herido en la pierna por unos perdigones. Se abrazaron y lloraron de forma incontenible.

    Los meses posteriores representaron a todo el callejón de Huaylas en pie de guerra contra el gobierno. Los políticos ya iban encaminando la solución en el parlamento, al sentirse cómplices de la matanza y tener sangre en la conciencia; pero nuevamente los azares del destino habrían de frustrar la cristalización de la universidad para la región, anhelo que ya venía costando sacrificio y muerte.

    El 3 de octubre de 1968, el general Juan Velasco Alvarado derrocaría a Belaunde y pondría nuevamente en suspenso la creación de la universidad ancashina por cerca de una década más.

    El golpe de Estado se había perpetrado “contra el gobierno de la oligarquía y el modelo primario exportador”

    El hecho estuvo precedido por el escándalo de la “página 11” del Acta de Talara firmado entre el gobierno y la International Petroleum Company. De acuerdo con la denuncia del ingeniero Carlos Loret de Mola, entonces gerente de la Empresa Petrolera Fiscal del Perú, faltaba esta página donde se fijaban los precios a favor de la IPC y desfavorables al Estado peruano.

    Hasta entrado el siglo XXI la existencia o desaparición de esa mentada página siguió siendo motivo de controversia, ya que incluso se acusó en el año 2016 al candidato presidencial Pedro Pablo Kuczynski, de haberla robado.

El 9 de octubre Velasco ordenó al ejército la ocupación de los campos de Talara y estatizó la International Petroleum Company, dando término a una controversia que venía de la época de Leguía. Este fue el inicio de una serie de medidas y reformas que transformarían la sociedad peruana colocando al Estado como el principal agente de la economía nacional, y promoverían un discurso nacionalista de corte disque revolucionario.

Lo que sucedió en los meses posteriores fue una lluvia de decretos emanados desde el poder militar, especialmente realizando cambios en las estructuras económicas, de la industria y agraria.

El 24 de junio de 1969, se promulgó el Decreto Ley N° 17716, Ley de Reforma Agraria.​ Entre junio del 69 y junio del 70 se expropiaron más de 9 millones de hectáreas de tierra, que representaron más de 15 mil lotes, con las cuales se beneficiaron unas 370 mil familias, y los propietarios de las tierras expropiadas fueron obligados a aceptar a cambio los llamados Bonos de la Reforma Agraria, y en los años siguientes, alrededor de 11 millones de hectáreas fueron adjudicados a  las cooperativas y comunidades campesinas.

En este clima de cambios se produjo el sismo del 70 que fue otro factor que pospuso, una vez más la tan ansiada universidad ancashina. Parecía que el destino se confabulaba una y otra vez para seguir posponiendo los sueños de generaciones de huaracinos y pobladores del Callejón de Huaylas, Callejón de Conchucos y las vertientes.

La vida -y la muerte- le posibilitarían a Desiderio poder estar presente una vez más en el proceso de continuar generando los antecedentes y la historia para su creación.

A pesar de la situación política, económica y social que vivía el país en manos de los militares, uno seguía siendo el objetivo de la sociedad huaracina, y se ejecutaban diversas estrategias para conseguirlo.

Hacia el año 1972 el profesor Marcial Colonia, a la sazón hijo de quien fuera maestro de Desiderio en Pampas 40 años atrás, era un funcionario del Consejo Nacional de la Universidad Peruana-CONUP y según dijo en una reunión en Huaraz, había visto como proyecto los planos de la universidad de Ancash.

-Todo es cuestión de organizarnos y presionar- le había dicho al pleno de la Comisión Permanente Pro Creación de la Universidad de Ancash, presidido por Víctor Valenzuela Guardia.

La noticia corrió como reguero de pólvora especialmente entre los estudiantes de promoción de los colegios La Libertad, la GUE Toribio de Luzuriaga, Santa Rosa de Viterbo, El Agropecuario, La Industrial, entre otros. Asimismo, se sumaron los estudiantes de la Escuela Normal, formándose el Frente Único de Estudiantes de Huaraz.

En el mes de noviembre de ese año, prácticamente todos los estudiantes salieron a las calles de un Huaraz que recién comenzaba a levantarse de los estragos del sismo. Esa marcha fue tan masiva que las autoridades temieron un nuevo 16 de mayo y hasta llamaron a Lima y Chimbote para pedir refuerzos militares para los días posteriores. Gracias a Dios no hubo más derramamiento de sangre.

Desiderio seguía de cerca todos los acontecimientos y apoyaba en todo lo que estuviera en sus manos. Había querido el destino que luego de haber retornado a Pampas como sobreviviente del terremoto y haber permanecido allí casi dos años, nuevamente estuviera de vuelta en Huaraz.

A mediados del año 73 el presidente del Frente Único de Estudiantes era Santos Caballero Zavala, estudiante del Agropecuario. Su directiva estableció como principal objetivo la movilización hacia las demás provincias para motivar la toma de conciencia de la necesidad de la universidad y lograr mayor apoyo estudiantil.

Una alumna del colegio “La Industrial” llamada Soledad Sotelo tuvo la idea de proyectar una película, y aunque al inicio la propuesta no tuvo la acogida necesaria, al finalizar la reunión del Frente, estaba decidido que correrían el riesgo, total, el cine era el principal entretenimiento de los huaracinos de la época.

El mandamás del cine “Soraya” era el empresario Armando Moreno Romero, quien sería hasta los primeros años del siglo XXI un referente en las telecomunicaciones de la región, llegando a manejar emisoras radiales, canales de televisión, entre otros. Escéptico, pidió mil soles como garantía de éxito por alquilar su sala durante dos días.

Los estudiantes se organizaron, cada colegio aportó decididamente luego de vender todo cuanto se pudieran imaginar, desde refrescos congelados conocidos como marcianos, tortas, papas rellenas, o sorteos de vasos decorados por los presos de la misma cárcel en la que Desiderio había estado hacía tantas vidas atrás; hasta que se consiguió el dinero para el alquiler de la película y la garantía solicitada.

La película elegida era una francesa llamada “Morir de Amor” con Annie Girardot y Bruno Pradal y era promocionada en Technicolor para las funciones de matiné, vermut y noche el fin de semana siguiente.

Ahora el reto era colocar la mayor cantidad de boletos posibles. Nuevamente la organización estudiantil recibió el apoyo de la ciudadanía: las estudiantes del colegio Santa Rosa colocaron un buen número de entradas en la sede de la Comisión de Reconstrucción y Rehabilitación de la Zona Afectada (CRYRZA), entidad en la que, a pesar de tratarse de la reconstrucción de la región, había muy poco ancashino.

Todo aquel que podía compraba de buena gana los boletos en los que estaba impreso: “Función de Gala pro-fondos para la lucha por la Universidad de Ancash, actuación especial del Farol XX, grupo de teatro».

 En el conteo final, se había logrado recaudar más de 11 mil soles para continuar la campaña de sensibilización en las demás provincias. Había sido un éxito rotundo.

Por aquel entonces Desiderio había conseguido un empleo como parte del grupo de saneamiento ambiental y formaba parte del Sindicato de Trabajadores del Sector Salud y había aprendido a maniobrar el mimeógrafo. Una mañana el secretario general del sindicato le ordenó que apoyara a los estudiantes.

Imprimieron más de 10 mil dípticos que fueron repartidos en toda la región, incluso enviándolos a Chimbote y Casma. En ese volante se contaba toda la historia desde 1899 en que se pidió por primera vez la universidad; se detallaba la traición de los parlamentarios apristas y belaundistas años antes, se escribió sobre la marcha de sacrificio, la huelga de hambre y la muerte de los mártires huaracinos que dieron su vida por la ansiada universidad.

Al año siguiente se hizo presente en Huaraz, el entonces ministro de Educación del régimen, Gral. Alfredo Carpio Becerra, quien había llegado a inaugurar los nuevos ambientes del colegio La Libertad.

Al enterarse de la presencia de la alta autoridad, una muchedumbre se había hecho presente en la esquina de la Av. Gamarra y Lucar y Torre, haciendo oír a gritos su pedido de concretar de manera definitiva la universidad para el departamento.

Alto, de una ligera calvicie y vestido con chaqueta blanca con filos y galones dorados, corbata azul y mirada de déspota, minimizó en su discurso la necesidad de que Ancash necesitara una universidad y ofreció a cambio interponer sus buenas acciones para que se creara un Instituto Tecnológico.

La reacción de la población fue airada y comenzaron a caerle botellas y frutas, interrumpiéndose de manera abrupta la inauguración. Desiderio, testigo del luctuoso mayo del 68 trataba de apaciguar los ánimos y evitar que los estudiantes comiencen a lanzar piedras, pero fue en vano.

Se inició la represión militar pero no con la violencia de hacía cinco años, ya que ahora incluso varios de quienes habían estado u oído de ese amargo capítulo de la historia de Huaraz, formaban parte del regimiento que estaba protegiendo al ministro. Lograron escoltarlo para su retirada, y antes de hacerlo prometió que mientras él fuera ministro, no habría universidad para Ancash.

Pero como la historia acomoda todo, nuevamente se produjo otro develamiento militar y una nueva traición, ya que quien era el presidente del Consejo de Ministros, Francisco Morales Bermúdez, derrocaría desde Tacna a Velasco el 29 de agosto de 1975.

 Velasco se fue a su retiro sin intentar resistir a la embestida que se iniciaba en el sur. Lo cierto era que ya no tenía respaldo popular y su salud estaba muy resquebrajada.

Fue con este nuevo presidente en funciones que por fin se lograría el sueño ancashino. En efecto, quiso la política que llegara a Huaraz el 14 de junio de 1976 y cuando quiso iniciar su discurso ante la multitud congregada no pudo hacerlo por el ensordecedor grito que hacía retumbar las paredes y cuyo eco parecía llegar a los andes.

— ¡Universidad! ¡Universidad! –

Desiderio confundido entre el gentío no podía evitar llenarse de nervios al ver los movimientos de la tropa y buscar con la mirada presurosa a la muerte por todos los lugares posibles.

Una voz a través de los alto parlantes trataba de apaciguar los ánimos para poder dar paso al mensaje del presidente, que no era vinculado al pedido que a voz en cuello se oía.

— ¡Universidad! ¡Universidad! –

Lo cierto era que había un pacto silencioso de todos los huaracinos, tenían por primera vez a un presidente en frente y ese debía ser el día en que se lograra el cometido costara lo que costara. Desiderio lo sabía, pues habían impreso días antes miles y miles de volantes con ese mensaje entre líneas.

— ¡Universidad! ¡Universidad! – era lo único que se oía con el estruendo cada vez creciendo más.

Por fin la fuerte voz del militar se dejó oír y hubo una tregua. El silencio fue total por un segundo y se reanudó con un encendido discurso al final del cual el mensaje era claro: el compromiso personal de sacar adelante ese caro anhelo.

La alegría fue total y por un minuto Desiderio sintió que Dios nuevamente bendecía a esa tierra a la que le habían sucedido tantas desgracias en los años anteriores.

Morales Bermúdez cumplió, y el 24 de mayo de 1977, a casi diez años de la matanza del 68, se firmó el Decreto Ley N° 21856 por el cual se creaba la Universidad Nacional de Ancash Santiago Antúnez de Mayolo-UNASAM, la cual iniciaría actividades oficialmente el 22 de agosto de 1978 con 150 estudiantes.

Fin de la vigésima segunda entrega
Escrito por David Palacios Valverde

Próxima entrega: por confirmar

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